El Liceu acoge con entusiasmo una ´Anna Bolena´ bañada en oro y servida por privilegiadas voces
Bel canto entre cuervos
Maricel Chavarría - Barcelona
Un público sediento de ópera italiana ovaciona a su diva, Edita Gruberova, a lo largo de toda la velada
De Macbeth a Harry Potter,el cuervo es un símbolo recurrente en el relato artístico. A menudo se utiliza para dar realce al lado siniestro de la trama. Lo vemos en los dos ejemplos citados, en Allan Poe o en Tolkien. Pero no siempre se le convoca para dar escalofríos. Por ejemplo, en el estreno anoche en el Liceu de esta nueva Anna Bolena,de Donizetti, la profusión de córvidos - una docena de figurantes encapuchados aparecen al elevarse el telón-sirvió sobre todo para dar realce, por contraste, a la belleza. La belleza de las voces, de la partitura yde otros elementos escenográficos, como el oro que brilla en la escena matizado por la iluminación, tan a juego con la artesanía de la sala.
Y así, entre cuervos, resaltaron sobre todo privilegiadas voces de Edita Gruberova (Anna Bolena) y Elina Garanca (Jane Seymour), que se llevaron la mayor ovación de la noche. Sobre todo la primera, convertida en la diva del Liceu, a quien se entregó desde las primeras escenas buena parte del lleno completo que registró anoche el coliseo de la Rambla. Carlo Colombara (Enrique VIII) tuvo también su ración de halagos y no quedó claro si decepcionó la ausencia de Josep Bros - aquejado de un resfriado-a quien sustituyó de manera fehaciente Gregory Kunde en el papel de Percy, el primer amor de Anna Bolena.
Las cabezas de cuervo, inspiradas en los dibujos surrealistas de Max Ernst, eran un elemento más de una impactante y a ratos asfixiante escenografía - el rey controla su corte a través de pantallas de vigilancia-respetuosa, en cualquier caso, con el espíritu romántico de la obra. Una contención que premió el público del Liceu con entusiastas aplausos al director escénico, Rafael Duran, que se apunta así un éxito en su estreno en el Gran Teatre.
La elección del reparto quiso trazar un paralelismo entre las dos cantantes principales y las dos protagonistas del libreto que firma Felice Romani - sin decapitación de por medio, afortunadamente-.Gruberova (Bratislava, 1946), soprano que ya ha triunfado en el mismo Liceu con esta ópera, encarna a Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII de Inglaterra, decapitada por los falsos cargos de traición, incesto y adulterio. La sucedió en el lecho del monarca Jane Seymour, a quien encarna en el Liceu la joven mezzo Garanca (Riga, 1976), estrella emergente del bel canto que debutó hace un lustro en el Gran Teatre. Lo que viene siendo y lo que será de la ópera.
Anoche coincidieron en el Liceu los fans del bel canto y los conocedores - más bien conocedoras-de la tremenda historia de Enrique VIII. En el entreacto, la conversaciones giraban en torno al orden de las mujeres de las que fue deshaciéndose el monarca y del cisma eclesiástico que provocó su primer divorcio para casar con Anna Bolena. "Si lo sabré yo, que estudié en un colegio inglés", comentaba una belleza de la burguesía castellano parlante.
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